Primer día de playa y sorpresa en Güeyu-Mar


Primer día de playa y sorpresa en Güeyu-Mar

Por fin nuestro primer día de playa. ¡¡¡No nos lo podíamos creer!!! Todo el año esperando y así como quién no quiere la cosa, allí estábamos. Unos veinticinco grados, brisa marina y una playa casi vacía, ¿quién da más? Y además, sin contar con ello, nos salió un día de esos que prestan, de los que salen redondos sin haber planeado nada.

Como estaba nublado en Gijón, fuimos a la caza y captura del sol y de casualidad, porque no la conocíamos, dimos con la playa de Vega, entre Ribadesella y Caravia. Una playa preciosa, grande (2 km) y recogida entre montañas que, al menos ese día, tenía el público suficiente para no sentirte solo pero tan poco como para tener al vecino más próximo a varios metros y no poder escuchar su conversación.

Y por si la playa fuese no fuese lo suficientemente perfecta, además, dispone de unos cuantos bares y restaurantes con muy buena pinta donde poder acercarse a picar algo o comer en toda regla que fue lo que hicimos nosotros, porque vaya homenaje nos dimos en Güeyu-mar.

Dejamos el coche en un parking bastante grande que hay a unos metros de la playa y cuando pasamos por delante del restaurante ya nos pareció que tenía buena pinta, así que decidimos reservar. Ya en ese momento nos «advirtieron» que solo trabajaban pescados y mariscos del Cantábrico, lo que nos animó todavía más.

Pedimos para compartir un salpicón de bogavante, de 10. Trozos de bogavante enormes y fresquísimos aliñados en su punto. De segundo, besugo: fresco, cocinado en su punto y acompañado de un sofrito ligerísimo que realzaba el sabor del pescado. Una maravilla. Y de postre, tarta casera de queso de afuega el pitu, riquísima, muy jugosa y fresca.

Para acompañar la comida, disponen de una carta de vinos bastante amplia y bien elegida. Además, tienen precios bastante ajustados, nosotros tomamos un Viña Apolonia por recomendación de nuestro camarero, que no podía ser más atento.

Para poder disfrutar de Güeyu-mar invierno y verano, tienen un par de terrazas exteriores (una de ellas con carpa) y algunas mesas dentro del local. En concreto nos llamó la atención una especie de apartado que tenían para un grupo de más de seis u ocho personas con una decoración moderna que contrasta con el blanco nuclear de paredes y mesas de aire marinero que tiene el resto del restaurante.

Ayyyy, a medida que voy escribiendo me entran ganas de salir corriendo para allá…

Publicado en menycia.blogspot.com.es